sábado, 26 de enero de 2013

Indolente

La he buscado en el diccionario. Hacía tiempo que no la usaba y quería comprobar si se había enriquecido su significado con alguna acepción más. Luego he visto que no. Inmediatamente he pensado en Leonardo.

Leonardo, querido, eres un indolente, un insensible, que no se afecta, no se conmueve y pasa del dolor. Si no estuvieras a más de 2300 kilómetros, te majaría, querido. Eres el amigo con forma de grano en el culo que ninguna novia querría para su novio. El que siempre saca el chiste verde, el salido de cuentas, el que mira las fotos de tus amigas, y te compara, y te deja con el culo al aire. Aquel que se permite hablar de relaciones, barnizándolas con la palabra aventura. Y todavía te quedan ganas de seguir dando por saco, buscando en las redes sociales algún perfil que te agrade, una foto que te la levante. Después la agregas y te quedas tan pancho. Y comentas sus fotos y haces tus absurdas propuestas de ligues y matrimonio. Criticas el país de donde vengo porque el tuyo (que es un chiste, políticamente hablando) lo tiene todo... Todo manchado, querrás decir. Tú lo sabrás mejor que yo, que vienes del sur, y aunque sea prototípico, oye, ahí hay material para escribir un libro. Se me olvidaba que eres periodista, pero trabajas en un bar a tiempo parcial y lees a Pablo Neruda, y bien que haces, a ver si te enseña a elegir una puñetera palabra en tu vocabulario que suene bien y no sea caca, culo, pedo, polla o pis.

Termina la carrera, pero antes píllate una Erasmus, que te vendría bien para sacar mucha hormona fuera. De todas formas, serás un mediocre, un uno entre mil, uno cualquiera...

viernes, 2 de noviembre de 2012

Pues a mí no me gusta Halloween

Tantos meses sin escribir para esto, estaréis pensando. Pues sí, pero es que tanta insistencia, harta.
Que cada uno celebre lo que buenamente quiera y pueda sin imponer nada a los demás. Yo no le impongo a  la gente que celebre un viernes santo viendo a la Esperanza de Triana bajar el puente. No impongo las copitas en la Feria de Abril ni los bailes por sevillanas. No les impongo las Cruces de Mayo, ni el mosto de Umbrete en noviembre. ¿Por qué carajo entonces tengo que pensar que Halloween es... Guay?

Me he disfrazado mil veces con amigos, incluso de zombie, en septiembre, no en noviembre, porque la sociedad me imponga que tengo que hacerlo así. ¿Que tengo que celebrar Halloween? ¿Que tengo que celebrar qué? El día que celebre algo será que tengo un trabajo fijo, y para entonces, quizá ya esté celebrando Halloween en el más allá, con el resto de muertos.

¿Que los niños se lo pasan muy bien? Claro, porque no entienden una mierda de lo que significa la fiesta. A mí los muertos me dan reparo, me dan miedo, y más que todo eso, me dan tristeza. Quien ha perdido un padre, una madre o alguien a quien quiera en estos días se acordará, también hoy, de que ya no está. Y mientras, los niños hacen truco o trato o se hartan de pintar calabazas que dan susto. Tengo una alumna de once años que perdió a su madre cuando tenía nueve. ¿Sabéis lo que dice de Halloween? Que lo odia y que no lo entiende. Pues claro, criatura. Ahora, cuando tengas quince años y todos tus amigos vayan a hacer lote y a la discoteca vestidos de zombies y calaveras, ese día te gustará Halloween, porque te lo han impuesto.

Luego vienen los malentendidos por Internet, porque los que criticamos Halloween somos unos ¿retrógrados? Ah, perdón por no seguir a la mayoría y celebrar lo que mi santa alma me pide cuando me lo pide. Yo es que soy más de Don Juan Tenorio. Uy, qué antigua, pensarán ustedes. Pues sí, seré del siglo pasado. Que me llamen retrógrada, tradicionalista o lo que quieran. Estoy en mi derecho a criticar Halloween. Mientras me bombardeen con calabazas, vídeos de Michael Jackson y fotos de gente disfrazada de muerto, seguiré criticándolo hasta la saciedad.

No creo que sea una cuestión de asimilación cultural. Si no somos capaces de aprender dos palabras en inglés, ¿cómo podemos imitar tan bien Halloween? Será que los españoles somos los más tontos. No es una pregunta, es un afirmación. Lo somos. Es una excusa para hacer fiesta y para fomentar las botellonas, las macrofiestas con tragedia, los empresarios que se forran, los camareros que se quejan, la natalidad que aumenta (no habéis pensado que muchas hijas de papá van vestidas de enfermeras-zombie-prostitutas, verdad?)- Para mí esto es eso. O sea, Halloween.

Que me lo quiten todo pero, por favor, que no me dejen la noche de muertos en plan celebración. El año que viene, por estas fechas, no sé bien dónde ni cómo estaré, pero si viniera La Parca a por mí (oye nunca se sabe, ahora la gente muere muy joven), le pediré, por favor, que no me incluya en su lista de invitados, que estoy de la Víspera de Todos los Santos hasta la punta del pelo.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz Metida de Año

El aire se llena de buenos propósitos en días como hoy, pero yo, en este año que se va, he perdido hasta las ganas de proponérmelos a mí misma.
A 2012 le pido paciencia, porque la que tenía, se me agotó. Bueno, eso y otras mil cosas que no voy a mentar para evitar la sensación de resaca y la frase de "este año tampoco".
En fin, que en medio de todo este pesimismo y toda esta fastidiosa decepción de 2011, os deseo un Feliz Año Nuevo y os dejo con las primeras imágenes del recién llegado capicúo en la otra parte del mundo, allá por Australia.







miércoles, 14 de diciembre de 2011

Orgullosa de ser andaluza (I)

Si me muerdo la lengua, me enveneno. Y eso que hoy no es martes 13...
 Hoy os recomiendo dos enlaces. El primero, el blog de mi amigo Rafa, que habla mucho y muy bien de la cuestión del PER (sí, ese que nos gastamos en el bar). Y el segundo, el blog del País del periodista Luis Barbero, por si cupiera algún cachondeíto más... Aunque visto lo visto, no está el horno para muchos bollos.




domingo, 30 de octubre de 2011

Orgullosa de hablar con acento andaluz (I)

Tras la polémica que han desatado las declaraciones de Artur Mas, esas en las que el político catalán afirmaba que a los niños andaluces y gallegos cuando hablan no se les entiende, me ha parecido conveniente investigar un poquito sobre la modalidad del castellano que hablo aunque, ya en la carrera de Filología, tuve unos magníficos profesores que me enseñaron a respetar y a querer más todavía lo que algunos no comprenden.

Pedro Carbonero Cano dice en su artículo del Diario de Sevilla "Algunos mitos sobre el habla andaluza":

El mito de ininteligibilidad. Surge de la idea de que hablar andaluz puede afectar a la claridad comunicativa y producir mensajes no del todo inteligibles y, en consecuencia, un buen "comunicador" debería renunciar a los andalucis-mos fonéticos para pasar a pronunciar con una "claridad castellana".
Es cierto que hay algunas formas de andaluz "cerrado", más marcadas en unos individuos que en otros, sobre todo en el habla popular espontánea, que pueden presentar dificultades de comprensión para quienes pertenecen a ámbitos geográficos o socioculturales distintos. Pero eso puede ocurrir igualmente en otros hablantes de la lengua española no andaluces. Conozco cántabros, aragoneses, castellanos... cuyos hábitos articulatorios oscuros  o cargados de rusticidad plantean también problemas de comprensión ante quienes los escuchan. La cuestión no se centra en pertenecer a un área geográfica, sino en la capacidad personal de cada uno para comunicarse y hacerse comprender.
 Yo también conozco personas del centro y norte de España y me entienden mejor ellos a mí, que a sí mismos. Concretamente, son de Salamanca y su habla es comparable a la de un bebé con una papa en la boca. Que no se ofendan los salmantinos, por favor, pero como bien dice el profesor Carbonero, la gente que habla así, "cerrado" la hay en todas partes, no solo en Andalucía.

Carbonero, además, parte de otro mito muy frecuente cuando se habla del andaluz, aquel del tío gracioso que se come las letras... No vamos a reproducir ejemplos porque ya nos conocemos, yo la primera. Dice así en el mismo artículo:

El mito de la ortografía. Es un mito popularmente extendido, según el cual los andaluces al hablar "se comen" algunas "letras" o partes de palabras. Esta idea se basa en la constatación de que no existe una correspondencia plena entre el plano oral y el plano escrito de la lengua: algunas grafías (signos gráficos del alfabeto) no se corresponden con un sonido (signo fónico de articulación oral) o no siempre con el mismo. Y es que existe una cierta tradición de fetichismo ortográfico, entendido en el sentido inverso a la realidad. No es la pronunciación la que imita o debe imitar a la escritura; es la escritura la que se inventó para representar los signos orales. El lenguaje humano directo y espontáneo es primariamente oral y el texto escrito es un medio sustitutivo, utilizado para reflejar las palabras, nacido para asegurar su permanencia.
            La lengua española tiene un sistema ortográfico bastante fijo y estable, pero el uso oral es más dinámico, inestable y variado que la escritura. Y en su evolución fonética el español meridional ha adquirido una personalidad propia y diferenciada de las modalidades septentrionales. Las palabras de una lengua no siempre tienen, ni han de tener, una correspondencia literal entre cada fonema que se pronuncia y cada letra que se escribe, sino una correspondencia global, como unidades léxicas que poseen su forma ortográfica académicamente establecida y, a la vez, su forma de pronunciación, la cual puede ser variable, según el área geográfica a la que pertenecen los hablantes. Y eso no  ha de verse como una anomalía, sino como el resultado de un proceso natural, que en una modalidades lingüísticas es más evolutivo que en otras. 
El acento, entonces, varía, dependiendo de la zona de la que se sea. No es conveniente, por lo tanto, confundir acentos con vulgarismos, puesto que, por ejemplo, la no pronunciación de "d" intervocálica al final de los particpios no es un fenómeno exclusivo de Andalucía y los andaluces, sino de más zonas de España, donde se usa en boca de hablantes con un nivel socio cultural medio-bajo (aunque no siempre) y en un registro coloquial, como la charla entre dos amigos o conocidos.

Señor Artur Mas, como diría el cómico Manu Sánchez, seré vulgar... "Te qui'ya con la cara que tiene".

Continuará...









miércoles, 5 de octubre de 2011

I hate DQS

Para aquellos a los que les importa un pepino (andaluz, por supuesto) que la señora esa, que tiene el título de Duquesa de Alba y se gasta las subvenciones de la UE para los agricultores en broches para el pelo, se case o se haya casado hoy. Que os aproveche.




martes, 4 de octubre de 2011

La dignidad

Paseando por terreno ajeno en Internet, me encuentro este poema de Ángel Campos, que me distrae del asedio de tanta mala idea. Así soy. Buenas noches.


Mientras pueda pensarte
no habrá olvido
todavía si llamas
acudo a ti
fluyo desde mi mano
a la mano que tiendes desvalida
y entro en tu abrazo
con el temor que engendra el miedo
pero voy en tu busca
acudo a ti ofreciéndome
como animal sediento
que hociquea en el barro
acudo a ti
asciendo a tu respiración
fragmentado rumor que es puro abismo
surco abierto en la roca
cauce seco
que oculta el agua
la misma que ahora yo
acerco hasta los labios agrietados
por mitigar apenas
la fiebre que humedece
la nítida blancura de las sábanas
acudo a ti
a tu recogimiento
a la untura que calma tus rodillas
a la pausa limpia de la voz
tuya
entrecortada
por ver si lo que un día dijiste
podrá ser dicho
de nuevo con la misma dignidad
porque tú bien lo sabes
hay palabras
que duran mucho más que la caída
por eso hoy acudo a ti
a la tibieza de tu sangre
a la tersa piel que cubre tus piernas
acudo a ti
a la nada
retenido el aliento
de tu voz que me habla
hasta hacerse en mí
cierta
la palabra que dura
legible en su mudez
suspendida en los labios
y escribir con ella
mi biografía
sé que mientras pueda decirte
no habrá olvido
que del espacio de tu nombre
ha de brotar
abiertas sus dos sílabas
la semilla en la nieve

(De La semilla en la nieve)