jueves, 29 de julio de 2010

Leer tiene premio

Hoy estamos de enhorabuena. Desde hace unos días esta expedición por y para la lectura se pasea por toda España, bajo el nombre que veis en la entrada de mi blog. Personajes como Cervantes, Zorrilla o Shakespeare se han convertido en animadores para la lectura bajo las inclemencias de este sol.
Lo malo es la fecha. Mañana estarán en Sevilla regalando sonrisas y marcapáginas y medio mundo está de vacaciones. Y yo, dando clases particulares. Si os pilla en la calle Sierpes de 10 a 14, ya sabéis, acordaros de esta humilde servidora.

http://www.leertienepremio.com/

lunes, 19 de julio de 2010

Tema 50: El Quijote

Echando cuentas, me he gastado alrededor de unos 200 y pico euros, más los 75 de matriculación, en las oposiciones a profesores de Secundaria de 2010. Ahora que he aprobado- con una nota baja eso sí,que luego llegan comentarios como "total, para lo que has hecho, más te valía callarte"-una parte de lo gastado se compensa, y teniendo en cuenta que por cuestiones personales y laborales no he podido tocar ni un sólo tema, no tendría motivos para quejarme...
Pero como nací quejica y quejicosa me moriré, me quejo. Y no me quejo, por supuesto, de las grandes frases que nos dejan libros como El Quijote, que además de ser el tema que elegí el día del escrito, posee perlitas como esta, que, para mí, resumen cualquier entrada de blog, como la mía de hoy:

He oído decir que
esta que llaman por ahí fortuna es una mujer borracha y antojadiza y,
sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe
a quién derriba ni a quién ensalza [...]


Y como veo que ya es poca gente la que me lee con estos calores saharianos, por no decir ninguna, no descarto seguir escribiendo, no sin antes desearos a todos unas felices vacaciones, que "por fortuna" septiembre, está muy cerca.

domingo, 11 de julio de 2010

"Un egoísta es todo aquel que no piensa en mí"

Leyendo textos y más textos de las temidas UD he encontrado este de Carmen Posadas sobre el que merece la pena reflexionar en un día como hoy, en el que me invade una profunda melancolía, por dos razones, una la natural, la que me hace ser ñoña 366 días al año y otra mi ciclo, ese que todos estáis pensando y que también hoy acompaña a "la Roja"...

"En una de las circunstancias más difíciles de mi vida, un periodista me preguntó cuántos amigos había perdido en la adversidad y yo le contesté que ninguno.
Como en los momentos duros hay muchas personas que fallan e incluso nos niegan, el periodista se quedó bastante atónito y tuve que explicarle que, según mi experiencia, nadie falla si sabe uno qué esperar de cada persona y no pide peras al olmo.
Lo que quiero decir es que hay amigos a los que podemos llamar a las cinco de la mañana para que nos consuelen de un mal de amores. Otros que son como una tumba y sabemos que nunca divulgarán una confidencia. Algunos (raros, pero los hay) a los que podemos acudir en un apuro económico y, por fin, amigos que siempre hablarán bien de nosotros pase lo que pase.
Lo que no se puede esperar, sin embargo, es que el que nos consuela sea una tumba o que el que nos presta dinero hable bien de nosotros, ni que el que habla bien de nosotros se plante en nuestra casa a las cinco de la mañana cuando nos da el mal de amores. Cada uno sirve para lo que sirve y no hay que esperar más, so pena de llevarnos el consabido chasco.

Como la gente es muy proclive a ver la paja en el ojo ajeno y no la cacho viga del quince en el propio, piensa que él o ella es incondicional y que nunca fallaría a un amigo; pero eso no es más que un espejismo. Hay gente más generosa y gente más egoísta pero (casi) ninguno somos san Francisco de Asís, que yo sepa.

Tengo muy claro, por ejemplo, que no pertenezco al grupo Uno de los antes mencionados, es decir a mí que no me llamen a las cinco de la mañana así haya un terremoto. Pero vivimos en un mundo tan autocomplaciente que nadie se detiene a hacer una mínima reflexión sobre sí mismo y tiende a pensar que cada cual es perfecto y los demás malvados.
En realidad, quienes piensan así, pertenecen a ese colectivo bobalicón que cree que “un egoísta es todo aquel que no piensa en mí”.
Sin embargo, la autocomplacencia es un bálsamo engañoso, pues al principio quizá reconforta pensar que somos buenos y el resto de la humanidad malvada, pero al final lo único que conseguimos con esta creencia es quedarnos solos en nuestra tonta torrecita de marfil.

Por eso yo prefiero confiar en la gente. Porque, como digo, si uno sabe qué esperar del otro, ese otro nunca falla. Con este sistema se ahorran muchas desilusiones, muchos chascos y sobre todo mucho rencor.
Además, cuando uno no espera nada o casi nada todo lo que reciba será siempre un regalo maravilloso ¿o no? "


Carmen Posadas


lunes, 5 de julio de 2010

La venganza de Don Mendo

Tengo ganas de astracán...



MENDO.– (Declamando tristemente.) ¡Magdalena!
Hoy no vengo a tu lado
cual otras noches, loco, apasionado...
porque hoy traigo una pena
que a mi pecho destroza, Magdalena.

MAGDALENA.– ¿Tú triste? ¿Tú apenado? ¿Tú sufriendo?
¿Pero qué estoy oyendo?
Relátame tus cuitas, ¡oh, don Mendo! (Ofreciéndole una dura banqueta, bastante incómoda.)
Acomódate aquí.

MENDO.– Preferiría
aquél, de cuero, blando catrecillo,
pues del arzón, sin duda, vida mía,
tengo no sé si un grano o un barrillo.

MAGDALENA.– ¡Y has venido sufriendo!

MENDO.– ¡Mucho!... ¡Mucho!


[...]