sábado, 26 de enero de 2013

Indolente

La he buscado en el diccionario. Hacía tiempo que no la usaba y quería comprobar si se había enriquecido su significado con alguna acepción más. Luego he visto que no. Inmediatamente he pensado en Leonardo.

Leonardo, querido, eres un indolente, un insensible, que no se afecta, no se conmueve y pasa del dolor. Si no estuvieras a más de 2300 kilómetros, te majaría, querido. Eres el amigo con forma de grano en el culo que ninguna novia querría para su novio. El que siempre saca el chiste verde, el salido de cuentas, el que mira las fotos de tus amigas, y te compara, y te deja con el culo al aire. Aquel que se permite hablar de relaciones, barnizándolas con la palabra aventura. Y todavía te quedan ganas de seguir dando por saco, buscando en las redes sociales algún perfil que te agrade, una foto que te la levante. Después la agregas y te quedas tan pancho. Y comentas sus fotos y haces tus absurdas propuestas de ligues y matrimonio. Criticas el país de donde vengo porque el tuyo (que es un chiste, políticamente hablando) lo tiene todo... Todo manchado, querrás decir. Tú lo sabrás mejor que yo, que vienes del sur, y aunque sea prototípico, oye, ahí hay material para escribir un libro. Se me olvidaba que eres periodista, pero trabajas en un bar a tiempo parcial y lees a Pablo Neruda, y bien que haces, a ver si te enseña a elegir una puñetera palabra en tu vocabulario que suene bien y no sea caca, culo, pedo, polla o pis.

Termina la carrera, pero antes píllate una Erasmus, que te vendría bien para sacar mucha hormona fuera. De todas formas, serás un mediocre, un uno entre mil, uno cualquiera...