sábado, 27 de febrero de 2010

Ciclogénesis, tsunamis, terremotos, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos

En este momento son las 16:17 de la tarde. A partir de las 17:00 en la mitad noroeste de la Península tendrá lugar la tormenta explosiva de la que llevan hablando dos días en los telediarios. "No salgan a la calle" es el titular que veía hace un rato en el informativo de las 3. Yo, que no tengo más remedio que salir a esa hora, tendré que meterme piedras en los bolsillos si no quiero marcharme con la ciclogénesis...
Y digo yo, ¿a qué se deberá tanto fenómeno meteorológico inusual? Sí, el cambio climático y los icebergs pululando por las frías aguas de los círculos polares tendrán algo que ver pero a mí me sube a la cabeza el pensamiento de que con cosas como estas, el mundo se va a acabar poquito a poco, de juicios finales nada, el apocalipsis se presenta en pastillitas de 5 mg. Y lo que más me escama es que tengan lugar todos a la vez. ¿Habrán los chinos conquistado el mundo y no nos hemos dado cuenta? ¿Serán ellos los que con sus tiendas y sus ojitos rasgados están provocando los maremotos del Pacífico? Siempre me repito que tengo que dejar de ver esos dichosos telediarios.
Que Dios nos coja confesados.
Voy a cerrar la ventana, que con el vientecito huracanado se me están oreando las pocas ideas que me quedan. Feliz tarde de sábado.
P.S: Se me está ocurriendo un ejercicio de léxico maravilloso gracias al mundo de la meteorología.

jueves, 25 de febrero de 2010

Suspicacias


Dice el Diccionario de la Lengua Española-vigésima edición- del adjetivo suspicaz que es aquel propenso a concebir sospechas o a tener desconfianza. Dice el saber popular que las mujeres somos muy suspicaces y también que cree el ladrón que todos son de su condición. Y no es que me sienta hoy como el refranero Sancho Panza, que podría ser, pero he llegado a la conclusión de que a veces, el sector masculino nos considera, además de suspicaz, un poquito tontas, sobre todo si se trata de conocer gente por Internet.
A estas alturas mucha gente que no conocéis habrá intentado agregaros como amigos en las distintas redes sociales a las que pertenecéis. Con toda seguridad yo siempre los rechazo. Como dice mi madre, con quien no como ni jodo no tengo nada que ver. Que gente desconocida vea mis fotos o juzgue mis comentarios sin conocerme no me gusta demasiado.
Luego, sin embargo, están aquellos que ven una Jennifer López en cualquier foto y la aceptan, y no es que sea malo, allá cada uno con sus "cadaunadas". Lo malo llega cuando la Jenny López intenta agregarte a ti y al chico, y cuando habéis visto que los dos sois amigos comunes la cosa se complica, y una ya no sabe lo que quiere decir eso de : Me interesan "mujeres-hombres-amistad-relaciones"
¿Será que soy muy suspicaz o la Jenny quiere lío?
A lo mejor es que el maromo en cuestión se distrae en mirar sudamericanas cuando juró amor eterno.
O tercera opción, y más improbable, la Jenny y el maromo quieren tener más amigos en su nómina de 5.432 amistades.
En fin, a lo mejor debería aceptar a aquellos que me agregan con una foto de Chayanne. Igual me llevo una sorpresa como la del curita que se pagaba las líneas eróticas con el dinero de sus feligreses...
Como siempre digo, vivir para ver.

viernes, 19 de febrero de 2010

También si no encuentras las palabras...

El blog merece ser actualizado.
Si todavía no conocéis a la cantante italiana Elisa, aquí os dejo una de sus últimas canciones, Anche se non trovi le parole.
A mí me sirve para aprender parte de la lengua de Dante. Seguro que vosotros podéis hallarle alguna utilidad, más allá del vídeo en rosa y alguna que otra letra lacrimógena.
La voz de Elisa Toffoli siempre merece ser escuchada.

Gracias a Terita, por descubrírmela.

;)


miércoles, 10 de febrero de 2010

El Eros

Mañana a las 9:30 tengo cita con la directora de mi tesina. Llevo toda la tarde leyendo en italiano palabras que desconozco, intentando memorizarlas, queriendo parecer un Zanichelli.
Mientras tanto leo un texto que para mí, traducido al español, es muy bello, cuanto más si lo hubiera leído en italiano, la lengua de su autor, Alberto Bevilacqua, que por lo visto es un escritor italiano que saca un best-seller todos los años. Bueno, eso era antes de que apareciera "el señor candado", como yo lo llamo, Federico Moccia. Buenas noches a todos y a los que lo veréis mañana, buenos días.

Desde siempre me ha gustado respirar la atmósfera de las partidas a primera hora de la mañana, fingir que yo también me voy dejándolo todo tras de mí. Algo así como una falsa fuga. Pero aquella vez el juego no funcionó. Tropecé con una idea fija ¿cómo podría yo desaparecer, cambiar de vida, sin dejarlo todo arreglado, sin haberlo catalogado todo a mis espaldas? No encontré ningún otro modo de arreglarlo todo en mi vida sino hablando del Eros, hermano de la creatividad, amor por la vida que habita el universo, hijo de Marte y Venus que señala el camino de las pasiones.



sábado, 6 de febrero de 2010

Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros


Siguiendo mi línea de cultureta con gafitas de pasta y pinta de intelectual-no se fíen ustedes porque las apariencias engañan-el otro día estuve en la exposición que se muestra desde noviembre hasta mayo en el Archivo de Indias, Mare Clausum Mare Liberum. Allí di rienda suelta a mi pasión por el mundo de los piratas. En realidad, la gentucilla esta-como la llamaba el guía de la exposición-ha sido siempre oscuro objeto de deseo para mí. Algunos pensaréis que la culpa la tiene Jack Sparrow, pero no. La primera poesía que me aprendí en mi vida fue, precisamente, la Canción del Pirata, de Espronceda. Viendo yo los dibujitos de barcos y hombres con pata de palo en mi Senda empecé a pensar que de mayor quería ser pirata. Posteriormente, mi madre tuvo la gran idea de comprarme El pirata Garrapata en la colección de SM El Barco de Vapor, y así he seguido, hasta convertirme, debo reconocerlo, en una friki de Piratas del Caribe. Háganse a la idea de que mi pasión es, cuanto menos, absurda. Yo tampoco entiendo por qué no me explicaron antes, cuando los empecé a idolatrar, que los piratas son gente chunga. Fuera de la imagen romántica que me han metido entre ceja y ceja desde que no levantaba el metro y treinta centímetros del suelo, los piratas, como se ha demostrado más que nunca últimamente con el Alakrana, son personas taimadas y peligrosas. Pero, ¿no es la del pirata una idea de vida que os atrae de algún modo? Tenéis un minuto. Pensadlo bien. Vivir, robando la riqueza de los demás, pegándose la gran fiesta en un sitio como Port Royal, en el Caribe, sin darle un palo al agua. Y hombre, está mal que yo lo diga, cultureta de pacotilla, pero lo de ser rica sin darle un palo al agua tiene su gracia. En fin, no me sumerjo más en reflexiones totalmente absurdas después de este día de m... que he tenido. En la exposición,- que está muy lograda por la cantidad de documentos del siglo XVI, XVII y XVIII con sus vitrinitas llenas de facsímiles y todo-España aparece retratada como un país, que a pesar de ser pionera en descubrir otros mundos, ha tenido una flota naval de lo más deplorable, saqueada continuamente por franceses, ingleses, holandeses y los propios americanos. Y además se nos acusa de haber perpetrado los mismos hechos piratescos que el resto de países. Vamos, que España no se libró de ser un país con piratas propios. Tras el Tratado de Tordesillas, en el que nos repartíamos buena parte del mundo que se conocía en esa época junto a Portugal, Europa nos declaró la guerra en cuanto a temas navales se refiere. Y no hablemos de personajes como Frances Drake o Juan Florín, el primer pirata conocido- cuyo nombre hemos castellanizado como nos ha dado la real gana porque su nombre era Jean Fleury-que podrían ser la inspiración de tanto libro y tanta película. Sin duda, lo más listos fueron los holandeses que, según me contaron, lograron llevarse toda nuestra plata sin tirar un sólo arcabuzazo. Para terminar, distingan ustedes entre las cuatro categorías piratescas, ladrones del mar son los piratas, término que todos conocéis. Luego están los corsarios, aquellos que roban pero con patente de corso. Y por supuesto, luego aparecieron los piratas de poca monta, es decir, bucaneros-término que procede de bucán, carne que se vendía en diversas zonas del Caribe-y los filibusteros, los que atacaban con los barcos ligeritos, los flyboots o vaya usted a saber cómo se escribe. Entre tanto acoso y derribo, y tanta bandera pirata me han entrado ganas de zarpar, allá, muy lejos, por el Mar de los Sargazos y virar por el fin del mundo. Quién sabe si por allí nos encontraremos. Mientras tanto, comenten de popa a proa, y al revés, queridos blogueros y si no les gusta lo que han leído, den la vuelta y griten "¡Al abordaje!".
Buen fin de semana a todos.

PD: Perdonad si veis cambios en mi blog con demasiada frecuencia. Estoy intentando darle un nuevo aire, más personal, y no me entiendo muy bien con las nuevas tecnologías. El azulejo y las referencias a Triana volverán de una manera o de otra, así que lo siento, no he dejado de ser la pesada de barrio que todos conocéis. Gracias por soportarme.

lunes, 1 de febrero de 2010

Invictus

Dice Morgan Freeman que él ignora las malas críticas cuando interpreta un papel y que sólo hace caso de las buenas.
Y a mí me parece una filosofía estupenda, a pesar de que las críticas, tanto de las buenas como de las malas, se puede aprender. Ayer vi una película emocionante, y mi crítica para Freeman sería simplemente decirle que es un maestro de la interpretación.
El tío, cada vez que abre la boca, mueve un ojo o levanta la mano, lo borda. No conozco la historia actual de Sudáfrica y me arrepiento de no estar al corriente de la magnífica actuación de Nelson Mandela en este mundo de locos, pero reconozco que la película refleja a la perfección la realidad del racismo y el ansia de paz que anhelamos cuando vemos un telediario o leemos la portada de un periódico. Hay detalles que no voy a contar, para que obviamente no se os quiten las ganas de verla, pero es impresionante ver cómo con cada escena se nos cuenta la lucha por salir adelante de un gobernante como Mandela con su país.
Me quedo con el poema que escribe Mandela y que da título a la película, Invictus, y con el verso "Soy el capitán de mi alma", que a mí me dejó el corazón encogido, cual cogollo de lechuga, por vulgar que os parezca la comparación.

Ah, Casandra y Víctor, sí, el cine Cervantes es una preciosidad ;D