viernes, 2 de noviembre de 2012

Pues a mí no me gusta Halloween

Tantos meses sin escribir para esto, estaréis pensando. Pues sí, pero es que tanta insistencia, harta.
Que cada uno celebre lo que buenamente quiera y pueda sin imponer nada a los demás. Yo no le impongo a  la gente que celebre un viernes santo viendo a la Esperanza de Triana bajar el puente. No impongo las copitas en la Feria de Abril ni los bailes por sevillanas. No les impongo las Cruces de Mayo, ni el mosto de Umbrete en noviembre. ¿Por qué carajo entonces tengo que pensar que Halloween es... Guay?

Me he disfrazado mil veces con amigos, incluso de zombie, en septiembre, no en noviembre, porque la sociedad me imponga que tengo que hacerlo así. ¿Que tengo que celebrar Halloween? ¿Que tengo que celebrar qué? El día que celebre algo será que tengo un trabajo fijo, y para entonces, quizá ya esté celebrando Halloween en el más allá, con el resto de muertos.

¿Que los niños se lo pasan muy bien? Claro, porque no entienden una mierda de lo que significa la fiesta. A mí los muertos me dan reparo, me dan miedo, y más que todo eso, me dan tristeza. Quien ha perdido un padre, una madre o alguien a quien quiera en estos días se acordará, también hoy, de que ya no está. Y mientras, los niños hacen truco o trato o se hartan de pintar calabazas que dan susto. Tengo una alumna de once años que perdió a su madre cuando tenía nueve. ¿Sabéis lo que dice de Halloween? Que lo odia y que no lo entiende. Pues claro, criatura. Ahora, cuando tengas quince años y todos tus amigos vayan a hacer lote y a la discoteca vestidos de zombies y calaveras, ese día te gustará Halloween, porque te lo han impuesto.

Luego vienen los malentendidos por Internet, porque los que criticamos Halloween somos unos ¿retrógrados? Ah, perdón por no seguir a la mayoría y celebrar lo que mi santa alma me pide cuando me lo pide. Yo es que soy más de Don Juan Tenorio. Uy, qué antigua, pensarán ustedes. Pues sí, seré del siglo pasado. Que me llamen retrógrada, tradicionalista o lo que quieran. Estoy en mi derecho a criticar Halloween. Mientras me bombardeen con calabazas, vídeos de Michael Jackson y fotos de gente disfrazada de muerto, seguiré criticándolo hasta la saciedad.

No creo que sea una cuestión de asimilación cultural. Si no somos capaces de aprender dos palabras en inglés, ¿cómo podemos imitar tan bien Halloween? Será que los españoles somos los más tontos. No es una pregunta, es un afirmación. Lo somos. Es una excusa para hacer fiesta y para fomentar las botellonas, las macrofiestas con tragedia, los empresarios que se forran, los camareros que se quejan, la natalidad que aumenta (no habéis pensado que muchas hijas de papá van vestidas de enfermeras-zombie-prostitutas, verdad?)- Para mí esto es eso. O sea, Halloween.

Que me lo quiten todo pero, por favor, que no me dejen la noche de muertos en plan celebración. El año que viene, por estas fechas, no sé bien dónde ni cómo estaré, pero si viniera La Parca a por mí (oye nunca se sabe, ahora la gente muere muy joven), le pediré, por favor, que no me incluya en su lista de invitados, que estoy de la Víspera de Todos los Santos hasta la punta del pelo.